Tener una bandada de gallinas requiere ciertas tareas de las que hay que ocuparse regularmente. Estas tareas mantendrán a tus gallinas felices, sanas y seguras. Descubra algunas de las tareas esenciales que debe realizar diaria, mensual y trimestralmente.
Tareas diarias de cuidado de los pollos
1- Compruebe el agua y límpiela o rellénela si es necesario.
Asegúrate de que tus gallinas tengan siempre una fuente de agua fresca y limpia. Renueve el agua si observa restos o barro en el recipiente. Utiliza agua y jabón para lavar los platos con regularidad, y aclara bien antes de rellenar. También puedes utilizar lejía o peróxido de hidrógeno para desinfectar el depósito de agua, siempre que lo aclares bien.
2- Alimentar a los pollos. Puedes alimentar a tus gallinas libremente desde un gran comedero colgante, añadiendo pienso según sea necesario. También puedes darles una cantidad fija de alimento cada día.
3- Recoger los huevos. Recoger los huevos todos los días garantizará que estén lo más limpios posible. Esto también minimiza los huevos agrietados y maximiza su frescura.
4- Observar los pollos. Pasa algún tiempo con la manada y observa a las gallinas para asegurarte de que están sanas. Las gallinas activas, alertas, de ojos brillantes y con plumas suaves son una buena señal.
Tareas mensuales de cuidado de los pollos
1- Gestionar la camada
La forma de hacerlo depende del método de lecho que se utilice. En el caso de las manadas con un espacio reducido, generalmente hay que cambiar el lecho del gallinero al menos una vez al mes. Pero las aves con espacios más grandes pueden utilizar el método de la cama profunda. Para este método, comience con 3 a 4 pulgadas de lecho, agregue lecho hasta que tenga 6 pulgadas o más. Después, retira toda la basura dos veces al año y empieza de nuevo. Por último, puedes compostar la gallinaza para utilizarla en el jardín; es rica en nitrógeno.
2- Desinfectar los comederos
Al menos una vez al mes, debes limpiar a fondo los contenedores de agua. Desinféctalos con la solución que prefieras, la más sencilla es 1 parte de lejía por 10 de agua. A continuación, friega los comederos con jabón para platos y agua tibia, y luego acláralos bien para eliminar los restos de lejía y jabón antes de volver a llenarlos con agua fresca.